martes, 24 de agosto de 2010

EL NUEVO MUNDO

INTRODUCCIÓN:
nos da a conocer como legaron a colonizar los españoles el nuevo mundo como lo poblaron y todo lo que tuvieron q pasar.

DESARROLLO:





A partir del Preclásico, las culturas mesoamericanas se caracterizaron por una profunda división social: los sacerdotes se convirtieron en una clase privilegiada en medida que establecían contacto con las divinidades y poseían los saberes necesarios para determinar con precisión los tiempos de la cosecha. Por su parte, los guerreros también adquirieron un nuevo papel: la producción agrícola hizo posible que ellos se especializaran en el combate y se dedicaran exclusivamente a la conquista y la defensa de las comunidades. Ambos, con el paso del tiempo, se transformarían en la nobleza de las civilizaciones de los periodos Clásico y Posclásico.
Los sacerdotes y los guerreros no fueron las únicas clases sociales en las culturas del México prehispánico, pues los agricultores, los artesanos y los comerciantes ocupaban la base de la pirámide social.
En el caso de la sociedad mexica, la sociedad se dividía en nobles (pipiltzin) y trabajadores (mecehualtzin).



La conquista del nuevo mundo


Cristóbal Colón tomando posesión de La Española.Sin embargo, la expansión atlántica sería la que daría los mayores éxitos. Para alcanzar las riquezas de Oriente, cuyas rutas comerciales (especialmente de las especias de las islas del Pacífico) bloqueaban los otomanos o monopolizaban los italianos, portugueses y españoles compitieron por hallar una nueva ruta que no fuera la tradicional, por tierra, a través de Oriente Próximo. Los portugueses, que habían terminado mucho antes que los españoles su Reconquista, empezaron entonces sus expediciones con el objetivo primero de acceder a las riquezas africanas y luego circunnavegar África, lo que les daría el control de islas y costas del continente, para abrir una nueva ruta a las Indias Orientales, sin depender del comercio a través del Imperio otomano, monopolizado por Génova y Venecia, poniendo el germen del Imperio portugués. Más tarde, cuando Castilla terminó su reconquista, los Reyes Católicos, apoyaron a Cristóbal Colón quien, al parecer convencido de que la circunferencia de la Tierra era menor que la real, quiso alcanzar Cipango (Japón), China, las Indias, el Oriente navegando hacia el Oeste, con el mismo fin que los portugueses: independizarse de las ciudades italianas para conseguir las mercancías de Oriente: principalmente, especias y seda (más fina que la producida en el reino de Murcia desde la dominación árabe). Lo más probable es Colón nunca hubiese llegado a su meta, pero a medio camino estaba el continente americano y, sin saberlo, «descubrió» América, iniciando la colonización española del continente.

Las nuevas tierras encontradas fueron reclamadas por los Reyes Católicos, con la oposición de Portugal. Finalmente el Papa Alejandro VI medió, llegándose al Tratado de Tordesillas, que dividía las zonas de influencia española y portuguesa a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde (el meridiano situado a 46º 37’) longitud oeste, siendo la zona occidental la correspondiente a España y la oriental a Portugal. Así, España se convertía teóricamente en dueña de la mayor parte del continente con la excepción de una pequeña parte, la oriental —lo que hoy día es el extremo de Brasil—, que correspondía a Portugal. En adelante, esta cesión papal, junto a la responsabilidad evangelizadora sobre los territorios descubiertos, fue usada por los Reyes Católicos como legitimación en su expansión colonial.

La colonización de América continuó mientras tanto. Además de la toma de La Española, que se culminó a principios del siglo XVI, los colonos empezaron a buscar nuevos asentamientos. La convicción de que había grandes territorios por colonizar en las nuevas tierras descubiertas produjo el afán por buscar nuevas conquistas. Desde allí, Juan Ponce de León conquistó Puerto Rico y Diego Velázquez, Cuba. Alonso de Ojeda recorrió la costa venezolana y centroamericana. Diego de Nicuesa ocupó lo que hoy día es Nicaragua y Costa Rica, mientras Vasco Núñez de Balboa colonizaba Panamá y llegaba al Mar del Sur (Océano Pacífico).




Años después, bajo Felipe II, este «Imperio Castellano» se convirtió en una nueva fuente de riqueza para los reinos españoles y de su poder en Europa, pero también contribuyó a elevar la inflación, lo que perjudicó a la industria peninsular. Como siempre ocurre la economía más poderosa, la española, comenzó a depender de las materias primas y manufacturas de países más pobres, con mano de obra más barata, lo cual facilitó la revolución económica y social en Francia, Inglaterra y otras partes de Europa. Los problemas causados por el exceso de metales preciosos fueron discutidos por la Escuela de Salamanca, lo que creó un nuevo modo de entender la economía que los demás países europeos tardaron mucho en comprender.
Por otro lado, los enormes e infructuosos gastos de las guerras a las que arrastró la política europea de Carlos I heredados por su sucesor Felipe II, llevaron a que se financiasen con préstamos de banqueros, tanto españoles como de Génova, Amberes y Sur de Alemania, lo que hizo que los beneficios que pudo tener la Corona (el Estado, al cabo) fuera mucho menores que los que obtuvieron más tarde otros países con intereses coloniales, como Holanda y posteriormente Inglaterra.

 El Siglo de Oro (1521–1643)

El periodo comprendido entre la segunda mitad del siglo XVI y la primera del XVII es conocido como el Siglo de Oro por el florecimiento de las artes y las ciencias que se produjo.

Durante el siglo XVI España llegó a tener una auténtica fortuna de oro y plata extraídos de «Las Indias». En el estudio económico realizado por Earl J. Hamilton, «El tesoro americano y la Revolución de los precios en España, 1501–1659», esa fortuna tiene unas cifras concretas. Hamilton describe que en los siglos XVI y XVII, desde 1503 y durante los 160 años siguientes, durante la mayor actividad minera, arribaron desde las colonias americanas 16.900 toneladas de plata y 181 toneladas de oro. Sus cuentas son minuciosas: 16.886.815.303 gramos de plata y 181.333.180 gramos de oro.[4] [5]

Se decía durante el reinado de Felipe II que «el Sol no se ponía en el Imperio», ya que estaba lo suficientemente disperso como para tener siempre alguna zona con luz solar. Este imperio, imposible de manejar, tenía su centro neurálgico en Madrid sede de la Corte con Felipe II, siendo Sevilla el punto fundamental desde el que se organizaban las posesiones ultramarinas.


Escudo de Carlos I.Como consecuencia del matrimonio político de los Reyes Católicos y de los casamientos estratégicos de sus hijos, su nieto, Carlos I heredó la Corona de Castilla en la península Ibérica y un incipiente Imperio Castellano en América (herencia de su abuela Isabel); las posesiones de la Corona de Aragón en el Mediterráneo italiano e ibérico (de su abuelo Fernando); las tierras de los Habsburgo en Austria a las que él incorporó Bohemia y Silesia logrando convertirse tras una disputada elección con Francisco I de Francia en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V de Alemania; además de los Países Bajos a los que añadió nuevas provincias y el Franco Condado, herencia de su abuela María de Borgoña; conquistó personalmente Túnez y en pugna con Francia la región de Lombardía. Era un imperio compuesto de un conglomerado de territorios heredados, anexionados o conquistados.

La dinastía Habsburgo gastaba las riquezas castellanas y ya desde los tiempos de Carlos V pero en mayor medida a partir de Felipe II, las americanas, en guerras en toda Europa con el objetivo fundamental de proteger los territorios adquiridos, los intereses de los mismos, la causa católica y a veces por intereses meramente dinásticos. Todo ello produjo el impago frecuente de deudas contraídas con los banqueros, primero alemanes y genoveses después, y dejó a España en bancarrota. Los objetivos políticos de la Corona eran varios:
El acceso a los productos americanos (oro, plata) y asiáticos (porcelana, especias, seda).

Minar el poder de Francia y detenerla en sus fronteras orientales.

Mantener la hegemonía católica de los Habsburgo en Alemania, defendiendo el catolicismo contra la Reforma Protestante.

Defender a Europa contra el Islam, sobre todo oponiéndose al Imperio otomano. Además, se buscaba neutralizar la piratería berberisca que asolaba las posesiones mediterráneas españolas e italianas.

Ante la posibilidad de que Carlos I decidiera apoyar la mayor parte de las cargas de su imperio en el más rico de sus reinos, el de Castilla, lo cual no gustaba a los castellanos que no deseaban contribuir con oro, plata o caballos a guerras europeas que sentían ajenas, y enfrentados a un creciente absolutismo por parte del rey comenzó una sublevación que aún se celebra cada año llamada de los Comuneros, en la cual los rebeldes fueron derrotados. Carlos I de España y luego V de Alemania se convertía en el hombre más poderoso de Europa, con un imperio europeo que sólo sería comparable en tamaño al de Napoleón. El Emperador intentó sofocar la Reforma Protestante en la Dieta de Worms, pero Lutero renunció a retractarse de su herejía. Firme defensor de la Catolicidad, durante su reinado se produjo sin embargo lo que se llamó el Saco de Roma, cuando sus tropas fuera de control atacaron la Santa Sede después de que el Papa Clemente VII se uniera a la Liga de Cognac contra él.

Pese a que Carlos I era flamenco y su lengua materna era el francés vivió un proceso de españolización o, más concretamente, de castellanización. Así, cuando se entrevistó con el Papa, le habló en español y más tarde, cuando recibió al embajador de Francia, el diplomático se sorprendió de que no usara su lengua materna, a lo que el emperador contestó: «No importa que no me entendáis. Que yo estoy hablando en mi lengua española, que es tan bella y noble que debería ser conocida por toda la cristiandad». Esta frase ha calado bastante en los españoles y, siglos después, aún se utiliza el dicho «Que hable en cristiano» cuando un español quiere que se le traduzca lo dicho. Por otro lado, los alemanes tienen otra frase que también proviene de Carlos I de España o Carlos V de Alemania que dice Das kommt mir spanisch vor o "esto me resulta español" que sería el equivalente en español a "esto me suena a chino" que se dice pronunció el rey cuando observó los protocolos de la corte española.

Para entender la organización social y política de la colonia hispanoamericana hay que tener en mente una visión jerárquica. A base del pensamiento aristoteliano común de la época, los españoles veían un mundo estratificado, en el cual la sociedad se componía de varias categorías superiores la una a la otra. En cima de esta pirámide metafórica se encontraba al guerrero noble, el cual por sus actos heróicos (aunque sangrientos) fue emblema del concepto de virtud. Inferiormente se encontraban las mujeres y niños ya con los bárbaros al último. (Véase abajo para como se definía a los "bárbaros".)

Desde nuestra perspectiva contemporánea tal vista de superioridad e inferioridad puede ser chocante. Es decir, hoy– posterior a la "ilustración" del siglo XVIII cuando aparecieron ideas radicales de la igualdad del hombre–solemos creer que tales distincciones no existen. Sin embargo, si nos juzgamos honestamente sí tendríamos que confesar que aún existen otros valores que determinan el estado social del individuo. Así, desde el principio es importante recordar dos cosas cuando hablamos de cómo los españoles (y toda Europa) aproximaron a la vida: uno, como ser contemporáneo tenemos que evitar la tentación de juzgar aquel sistema con nuestros valores (¡Imagínese, por ejemplo, qué distincto hubiera sido la colonialización del Nuevo Mundo si hubiera ocurrido no en una época medieval sino posterior a la ilustración!); y segundo, tenemos que entender que todos los aspectos de la vida española se veían dentro de un sistema jerárquica.



Jerarquía en el Nuevo Mundo:

Al llegar al Nuevo Mundo algunos–más que nada los frailes–veían la posibilidad de establecer una utopía terrenal, libre de la decadencia europea. Sin embargo, había pocos ejemplos de estos experimentos sociales que se delimitaban a varias "misiones" religiosos (Véase por ejemplo el padre Vasco de Quiroga.) Por la mayor parte los españoles organizaron sus nuevas colonias a base de la misma visión filosófica común en España en ese momento–una serie de pirámides que mutuamente se apoyaban. Es decir que había varias estratificaciones (política, económica, jurídica, etc.) las cuales se sobreimponían la una a la otra.

Política: En cuanto a la organización política, las colonias se dividían en virreinatos: El virreinato de la Nueva España {actualmente México}, establecida en 1535; y el de Nueva Castilla {Perú}, establecida en 1543. Este último fue dividido otra vez en el siglo XVIII cuando se establecieron el virreinato de Nueva Granada {actualmente Colombia} y el del Río de la Plata. Así, tanto como el rey español representaba la culminación del pirámide peninsular, los virreyes ejercían la misma autoridad en las colonias.

Economía: Igual que las colonias británicas, la organización económica se hacía a base del mercantilismo. En cualquier caso mercantil, la colonia existe para el bien de la madre patria. Se sacaban recursos de las colonias para fabricarlas en la patria–lo cual proveía empleo– y luego se les vendieron los mismos productos en las colonias--lo cual proveía el mercado. Para controlar el enorme tránsito de bienes se estableció en 1503 en Sevilla la Casa de Contratación, la cual servía como una especie de aduana que se encargaba de controlar todo movimiento a las Indias, incluso la imigración de individuos y el tránsito de animales, objetos, y otros bienes.

Sociedad: Había cuatro clases sociales en el Nuevo Mundo, cada uno con privilegios distintos.

1.) La "clase" más alta, con más privilegios y prestigio, fue los peninsulares (o sea, españoles nacidos en la península ibérica). Podían poseer tierra y gobernar.

2.) Les seguían a esos los criollos, o sea hijos de peninsulares, de sangre español cien por ciento, pero nacidos en las Américas. Es decir, el sencillo hecho de que uno naciera en tierra ajena a la madre patria determinaba el estado social del individuo. Los criollos no tenían los mismos derechos que los peninsulares: por ejemplo, sí podían poseer tierra pero no podían gobernar.

3) Los mestizos, nacidos de sangre española e indígena, ocuparon el próximo rango en el sistema. Aunque sí es verdad que gozaban de menos privilegios que los otros dos ya mencionados, hay que entender que fue ésta que llegó a ser la más grande y tener la más influencia por casi toda latinoamérica. (Cuando la vemos en comparación con nuestra historia y la juzgamos al lado de la traducción "half-breed", podemos ver uno de los grandes contrastes en los legados de la colonialización británica y española.)

4.) Por fin se encontraban a los indígenas, o los bárbaros. En la definición aristoteliana de la palabra, un "bárbaro"es uno que no es civilizado; es decir, no pertenece a un sistema organizado de leyes. (Véase la etimología de "civis" {"ciudad"} "civil" > "civilizado".) Para aclarar, es verdad que los indígenas pertenecían a un sistema estrictamente organizado pero no fue el mismo sistema español. Aun más, los primeros exploradores se encontraban con gente que no hablaba español, no eran católicos, algunos no llevaban ropa, eran idólatras y sodomitas, y–peor todavía–eran canibales. Dados estos rasgos fue inevitable juzgarles a los indígenas como "bárbaros" en el sentido artistoteliano de la palabra.


¿Explotación de esclavos o encomendación de almas?

Dado estos rasgos de los indígenas, como bárbaros, fue posible esclavizarles. La suposición es que si era verdad que eran bárbaros entonces no tenían almas y sí podían hacerles esclavos. Además, se sabe que en un sistema mercantil donde se produce recursos para la patria se necesitan obreros, especialmente para las minas (oro y plata) y la cosecha de caña (azúcar) y tobacco. En estas circunstancias más que nada los indígenas sufrieron del mal tratamiento de los españoles.

El padre Fray Bartolomé de las Casas fue uno de los primeros en atacar a los españoles por el sufrimiento y la explotación de la población indígena del caribe. Según Las Casas, sí tenían almas y que merecían ser educados en forma cristiana. En su famosa Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias Las Casa expone una apología, o defensa, de los indios en el cual describe atrocidades sin comparación. Es verdad que en muchos casos encontramos hipérbole, o exageración literaria la cual era común en aquella época; sin embargo su tesis llegó a ser la base para una reformación ideológica. (Véase el debate entre Sepúlveda y Las Casas.)

El significado de las observaciones de las Casas fue que llegaron a ser la base de la llamada leyenda negra–el prejuicio irracional, o no fundado en hechos verídicos, que expone que los españoles comitieron atrocidades por su deseo de poder y riqueza mientras que otros emperios–como los británicos–trataron mejor a los suyos. (Cabe mencionar que el opuesto puede ocurrir tambien: la leyenda rosada se refiere al prejuicio ciego de que los españoles NO maltrataron a los indígenas.)

Vale la pena mencionar algunas misconcepciones entre la colonialización británica y la española para destacar la leyenda negra. Por ejemplo, véase las comparaciones siguientes:

(1) Fíjense en la semántica: los primeros colonializadores españoles se conocen en los textos de historia como conquistadores; los ingleses, Pilgrims. La verdad es que la conquista de los españoles sí fue una conquista evangélica tanto como económica. Puede debatir sin embargo que existieron los mismos motivos para los ingleses aunque con circunstancias distinctas.

(2) Se dice que los ingleses fundaron una sociedad basada en la libertad de religión cuando en verdad había poca libertad individual. (Se acordará de los estrictos leyes religiosos del los Pilgrims o aun en otro caso extremo los de los católicos en Maryland.) La verdad es que había poca libertad religiosa en cualquier sociedad de la época porque aun no habíamos llegado al tal concepto.

(3) Se sabe que los españoles vinieron al nuevo mundo en búsqueda de oro y plata, pero solemos enfatizar algo menos económico y más espiritual para los ingleses. La verdad es que los ingleses eran bastantes desilusionados con los primeros intentos de sus colonias (como Jamestown) porque no encontraron el oro que sí buscaban.



(4) Suele opinar que los ingleses vinieron al nuevo mundo con sus familias con el propósito de establecer una nueva vida de largo plazo mientras los españoles sólo tenían en mente venir, raptar la tierra, sacar el oro y volver a casa sin fundar una nueva sociedad. La verdad es que los españoles tanto como los ingleses vinieron al nuevo mundo con sus mujeres y sus familias. Cien años antes del establecimiento de Jamestown ya habían llegado los españoles con sus familias a Santo Domingo. Incluso, había mujeres que participaban como soldados en la conquista en México, Perú, y Argentina. Más importante, los españoles no tenían en mente pasar por las Américas y volver a España de una vez sacados los tesoros sino que igual que los ingleses tenían el propósito de establecer una sociedad de largo plazo y de hecho lo hicieron: los ingleses mandaban control de sus colonias por un siglo y medio (1609-1776) mientras el control español perduró por mas de cuatro siglos (1492-1898).

(5) Se sabe que los españoles pronto se mezclaron étnicamente con los indígenas, así el termino mestizo. Se acuerda por ejemplo en el caso de México que la Malinche dio a luz al hijo de Hernán Cortés como el primer mestizo mexicano–por lo menos según la leyenda. Mientras tanto, en cuánto a la relación entre los indios y los ingleses solemos pensar que ambos coexistían en harmonia, recordando imágenes del primer Thanksgiving cuando tanto los ingleses como los indios se sentaron juntos para compartir el pan. La verdad, por su puesto, es bastante radical: la política de los ingleses no fue más digno ni sensible que la de los españoles. Al contrario, la política inglesa y luego la norteamericana se basaba en transplantarles a los indígenas, empujarlos siempre al oeste y por fin erradicarles. Los españoles por otro lado no querían erradicarles sino que querían coexistir y incorporarles a la sociedad. (Obviamente se puede arguir que este último deseo no fue por razones nobles ni humanitarias sino que querían aprovercharse de la mano de obra indígena y–aun más importante–querían evangelizarles.) Sea como sea, solemos pensar que fueron los ingleses que coexistían con los indígenas mientras que los españoles les maltrataban. La verdad es contraria.

LA LLEGADA A VIRGINIA DE LOS INGLESES


En 1607, después de seis meses de dura navegación, el Susan Constant, el Godspeed y el Discovery llegaron a Virginia con 104 ingleses colonizadores a bordo. Entre ellos el pirata y ahora capitán Christopher Newport y el también capitán, mercenario, pirata, explorador y escritor John Smith.

Mientras los colonos se establecían eran vigilados por los nativos del lugar: los Susquehanna y los Algonquinos, que vivían de la caza, la pesca y el cultivo.
Los colonos construyeron un fuerte y el 14 de mayo de 1607 fundaron la colonia inglesa de Jamestown.
Esto, más o menos sí aparece en la peli. Las fechas bailan bastante pero bueno, más o menos.

LA RELACIÓN CON JOHN SMITH

Poco se conoce acerca de la niñez de Pocahontas. En abril de 1607, cuando Pocahontas rondaba los 10 o 12 años, los colonistas ingleses llegaron a Virginia y empezaron a construir asentamientos, en la misma época en que su padre, Wahunsenacawh, era el líder de la tribu Powhatan.
Ojo, diez o doce años, no son ni mucho menos los que aparenta en la peli, que ya intuimos que como poco es una joven adolescente con sus curvas y su ímpetu aventurero y libre.
Uno de los líderes de los colonos, John Smith, fue capturado por un grupo de cazadores Powhatan y llevado a Werowocomoco, una de las villas del Imperio Powhatan. Smith se hallaba recostado sobre una piedra para ser ejecutado, cuando la joven Pocahontas se tiró encima de su cuerpo para protegerlo. Nota: supuestamente hay quien dice que no es que le salvara la vida… Smith estaba siendo parte de un ritual indio por el cual, tras la captura el prisionero pasa a ser convertido en un indio más de la tribu matando su alma anterior y tomando alma y nombre indio”. Pero todo esto es susceptible de ser interpretado de muchas formas.
La versión de John Smith de estos hechos son la única fuente de información, y desde la década de 1860, el escepticismo se hizo cada vez mayor acerca de su veracidad. Una razón para tal duda es que a pesar de haber publicado anteriormente dos libros acerca de Virginia, la historia de la pequeña hazaña de Pocahontas rescatando a Smith data de 1616, casi 10 años después, en una carta rogando a la Reina Ana (John Smith’s 1616 Letter to Queen Anne of Great Britain) tratar a Pocahontas con dignidad.
CONCLUSIÓN:

como los españoles e ingleses llegan a enfrentarse con los indios por muchas necesidades y tambien para poder colonizar y´pobar al nuevo mundo.

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